De las dos
definiciones de clima organizacional se desprende que tanto para la Escuela
Gestalt como la Funcionalista, se produce una relación simbólica entre la
percepción del sujeto y su ambiente laboral para determinar su conducta dentro
de la empresa.
Los
investigadores James y Jones (1974), citado en Brunet (1987), han abordado la
problemática conceptual del clima identificando tres enfoques diferentes de
investigación que guardan entre si una estrecha relación, utilizando
indistintamente los elementos de la Gestalt y del funcionalismo.
Hay que notar
que estos enfoques han conducido a aceptaciones diferentes del clima
organizacional, estos son:
a) medida
múltiple de los atributos organizacionales; b) medida perceptual de los
atributos individuales y; c) medida perceptiva de los atributos
organizacionales.
Medida
Múltiple de los Atributos Organizacionales: Se refiere al aspecto estructural
de la organización, se limita al análisis de la relación que hay entre el
tamaño de una empresa y el rendimiento de los trabajadores. Aquí el clima se
convierte en sinónimo de ambiente organizacional. La dificultad que se observa
es que deja de lado el aspecto relacionado con la interpretación que el
individuo tiene de su ambiente de trabajo.
Medida
Perceptiva de los Atributos Individuales: Se refiere a la percepción en cuanto
a los valores, actitudes u opiniones personales de los trabajadores. Su
percepción se haya exclusivamente sujeta a la forma en que la organización le
brinde respuestas a sus múltiples necesidades. En este punto el clima se convierte
en algo subjetivo, basado en juicios personales sobre el ambiente laboral y no
en factores organizacionales.
Queda
entendido que al ser éste un punto de subjetividad dada a los superiores, en la
Corporación de Servicios Municipales se evidencia que a muchos trabajadores se
les toma en cuenta o no por el grado de relación que tengan con la Dirección.
Medida Perceptiva
de los Atributos Organizacionales: Agrupa las características fundamentales de
las dos medidas anteriores, la percepción del clima es vista como una función
de los rasgos distintivos del que percibe, de la organización y de la
interacción entre estos dos elementos. El clima surge de los diversos
procedimientos gerenciales, las políticas organizacionales, el curso general de
operaciones tal como son percibidos por los trabajadores, además interactúan
tres variables significativas, la variable del medio, variables personales y la
variable resultante determinada por las anteriores variables. Este enfoque
engloba correctamente a los otros dos, por integrar sus elementos más
resultantes y dar una concepción más completa de lo que es el clima
organizacional, el cual se halla sujeto a las características del que percibe,
de las características de la empresa y de la interacción.
Esta medida
perceptiva de atributos organizacionales representa el punto de equilibrio
entre las medidas anteriores, cuya correcta aplicación resultaría muy
beneficiosa para la Corporación, conociendo sus bondades teóricamente.
Forehand y
Gilmer (1964), citado en Morillo (1993), define el clima organizacional como
“el grupo de características que describen una organización y que: (a) la
distingue de otras organizaciones; (b) son relativamente duraderas en el tiempo
y (c) influencia la conducta de las personas dentro de la organización” (p.
93).. Estos autores basan sus investigaciones en cinco variables estructurales
objetivas: tamaño, estructura, complejidad, liderazgo y metas. Estas
investigaciones del clima organizacional basadas en la medida de estructura
organizacional, se apoyan sobre bases fácilmente criticables. En su intento de
ser objetivos no estudian más que aspectos parcelados, tales como el ausentismo
y la productividad, dejando a un lado una causa importante del comportamiento
vinculada a la interpretación que hace el individuo de su situación en el
trabajo; suponiendo que los trabajadores perciben con exactitud tal estructura
organizacional (Brunet, ob.cit.).
Para Schneider
y Snyder (1975) el clima organizacional es un compendio de percepción que
tienen las personas de o acerca de una organización, y que se reflejan en las
descripciones que realizan sobre las políticas, prácticas y condiciones que
existen en el ambiente de trabajo.
Gibson y
colaboradores (1983), medir el clima organizacional representa un esfuerzo por
captar la esencia, la atmósfera o el ambiente interno de una organización o
subunidad especifica.
Valpardo
(1987) considera al clima como un atributo tanto del individuo como de la
organización a la que éste pertenece. Para esta autora, cuando es percibido por
el individuo, es un producto de los efectos de la interacción de las variables
situacionales y de personalidad del mismo, se llama “clima psicológico”, cuando
se refiere a la organización como un todo, y puesto que pretende medir las
propiedades del entorno debe referirse al mismo como “clima de la
organización”. De acuerdo con esto, plantea que diferentes estructuras
producirán distintos climas, así como que dentro de una misma organización, se
darán distintos climas relativos a cada subsistema, nivel o grupo.
Por su parte,
Brunet (1987) plantea que la percepción del clima organizacional es una función
de las características del que percibe, de las características de la
organización y de la interacción de estos dos elementos. Las definiciones
descritas anteriormente, enfatizan en las medidas objetivas de los componentes
organizacionales como la de Forehand y Gilmer.
Los defensores
del enfoque de la medida perceptiva de los atributos individuales ubican la
base para generar el clima dentro del individuo mismo. Esto implica que el
individuo percibe el clima organizacional, únicamente en función de las
necesidades personales que la empresa le puede satisfacer. De acuerdo con lo
expuesto anteriormente, resalta la controversia entre el enfoque estructural y
el perceptual. En este mismo sentido bajo el enfoque de la medida perceptual de
los atributos organizacionales se encuentran las restantes, tales como:
Litwin y
Stringer (1968) quienes definen el clima como una característica relativamente
estable del ambiente interno de una organización, que es experimentada por sus
miembros, que influye su comportamiento y puede ser explicado cuantificando las
características de la organización.
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